LA CIENCIA DE
UNA PIELSANA
Todos sabemos qué aspecto debe tener una piel sana: hidratada, suave, elástica, con un tono uniforme, un cutis firme y un brillo radiante. Sin embargo, ¿cómo se consigue esto?
La hidratación de la piel es uno de los factores más esenciales para la salud. El agua es un componente vital que interviene en casi todos los procesos cutáneos. Una barrera cutánea comprometida puede provocar la pérdida de hidratación y causar sequedad. Esto hace que la piel sea más susceptible a sensibilidades, rojeces e inflamaciones, pero también provoca que la piel se vuelva flácida, tenga un aspecto apagado o muestre signos precoces de envejecimiento.
La melanina es otro agente importante de la piel que tiene una función protectora y le da su color. Protege la piel de muchas influencias externas perjudiciales, una de las cuales son los dañinos rayos UV. Cuando la piel se expone a los dañinos rayos UV, se produce más melanina como mecanismo de defensa. Además, cuando se producen daños en la piel, o la superficie sufre el impacto del acné, el proceso de producción de melanina vuelve a aumentar con fines de protección. Esto conduce a la formación de manchas oscuras, lo que se conoce como hiperpigmentación. Más razones para la presencia de manchas pigmentadas son factores internos como cambios hormonales, alergias, problemas de salud, etc.
Algo que no debe subestimarse es el equilibrio de la piel. Puede verse alterado por muchos factores externos o internos, pero sobre todo se refleja en el aumento de la producción de grasa, que hace que la piel sea grasa. Eso suele provocar la obstrucción de los poros y, cuando no se cuida adecuadamente, puede causar imperfecciones como granos, espinillas, puntos blancos, etc.
La piel propensa al acné también es muy susceptible a estas imperfecciones: son fáciles de formar, difíciles de eliminar y dejan marcas indeseables. El acné es una afección cutánea no contagiosa que se caracteriza por la aparición de granos y manchas causados por la inflamación e infección de las glándulas sebáceas. No sólo es importante elegir unos cuidados adecuados para la piel, sino también adoptar un estilo de vida sano y equilibrado para controlar las afecciones cutáneas y los diversos problemas de la piel.